Manifestaciones clínicas
El periodo de incubación varía entre 1 y 20 días, aunque en la mayoría de los casos la enfermedad se hace evidente a partir de los 3-7 días de la infección.
En los rumiantes puede darse una forma aguda caracterizada por tambaleos, temblores y disnea, seguido por convulsiones y muerte en menos de tres días. Se suelen producir hemorragias por los orificios corporales. Puede producirse también una forma crónica caracterizada por edema subcutáneo generalizado o bien localizado en la parte ventral del cuello, tórax y abdomen. Los caballos presentan fiebre, anorexia, depresión y cólico con diarrea hemorrágica.
La muerte se produce entre el primer y el tercer día desde el comienzo de los síntomas.
En el hombre se pueden producir tres formas clínicas de la enfermedad según el modo de contagio: carbunco cutáneo, intestinal o inhalatorio.
• La forma cutánea es la más frecuente y se caracteriza por el desarrollo de una pápula en el lugar de inoculación, rodeada de un área de vesículas de contenido fluido. La zona central papular se ulcera y seca, desarrollándose una zona deprimida de color negro muy característica. Suele resolverse de forma espontánea.
• La forma intestinal de la enfermedad es la más rara. Los síntomas son los mismos que en una gastroenteritis (fiebre, náuseas, vómitos y diarrea). Este puede evolucionar rápidamente al choque séptico, coma y la muerte.
• En la forma inhalatoria del proceso los síntomas se desarrollan rápidamente y no son específicos. Al principio se produce fiebre con toses no productivas, seguidas de dificultad respiratoria grave, con estridor, cianosis y septicemia fatal. La muerte se produce en un breve período de tiempo.
Carbunco por inhaáción |
Carbunco cutáneo |
Diagnóstico
Es muy importante investigar la profesión del paciente y la posibilidad de contagio por contacto con animales enfermos.
Los animales muertos por carbunco no suelen presentar rigor mortis. El cadáver está hinchado y se descompone rápidamente, observándose pérdida de sangre oscura y no coagulada por todos los orificios naturales.
Tratamiento
Es recomendable el uso inicial de altas dosis de antibióticos. En el caso de infección por inhalación, se recomienda al menos dos tipos diferentes de antibióticos (como ciprofloxacina o doxiciclina en combinación con penicilina) .El tratamiento también puede incluir corticosteroides, para tratar el edema y otros efectos inflamatorios asociados a la toxina.
Prevención
Las medidas preventivas se basan en mantener alejados a los animales de los pastizales reconocidos tradicionalmente como peligrosos y la vacunación sistemática anual en las zonas endémicas. No se debe incinerar los cadáveres de animales debido a que la presencia de gas en su interior puede provocar una explosión y favorecer a la diseminación de la bacteria; se recomienda enterrar los cadáveres en un pozo con un agregado de cal.
Existe una vacuna basada en el antígeno protector. Su administración se recomienda a personas sanas de entre 18 y 65 años de edad que corran el riesgo de entrar en contacto con las esporas debido a su profesión. Requiere tres inyecciones subcutáneas administradas con 2 semanas de intervalo, y una dosis de recuerdo anual.
Arma biológica
Las esporas de B. Anthracis se pueden usar en la guerra biológica. Para este fin, se utilizan cepas especialmente virulentas. Las esporas deben prepararse sin formar grumos, que dificultarían la penetración en los alveolos pulmonares necesaria para causar la variante más letal de la enfermedad y en una alta concentración
El uso del carbunco como arma biológica comenzó a explorarse durante la Segunda Guerra Mundial, pero no se llegó a utilizar en este conflicto. Durante la Guerra Fría continuaron las investigaciones en Gran Bretaña, Estados Unidos y la Unión Soviética. Su efectividad como agente letal quedó demostrada al producirse una fuga accidental de esporas en una instalación militar en las cercanías de la ciudad soviética hoy conocida como Ekaterimburgo.
En caso de sospecha de un ataque, los expertos recomiendan informar adecuadamente a la población sobre el riesgo y su control, y dotar a los laboratorios y centros médicos para poder identificar y tratar rápidamente el brote.
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