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jueves, 5 de diciembre de 2013

Amebiasis II


Factores de riesgo:



  1. Alcoholismo
  2. Cáncer
  3. Desnutrición
  4. Edad avanzada o temprana
  5. Embarazo
  6. Viaje reciente a una región tropical
  7. Uso de corticoesteroides para inhibir el sistema inmunitario

Patogenia



La E. Histolytica se comporta habitualmente como comensal, siendo su infección asintomática en el 90% de los casos. La susceptibilidad a la infección y su desarrollo están influenciados por factores dependientes del huésped, del parásito y del ambiente. La desnutrición aumenta la susceptibilidad. También existe una predisposición genética a desarrollarla. La E. Histolytica posee una potente actividad citotóxica. Sin embargo, otros factores que contribuyen en la destrucción celular son:
Una lectina del parásito media su unión con otros compuestos. 
Los amebaporos que inducen la formación de poros en liposomas sintéticos, pero se desconocen sus funciones específicas.
Las cisteín-proteasas que actúan sobre varios sustratos de las células del huésped.

  • Una lectina del parásito mediante su unión con otras sustancias. 
  • Los amebaporos que inducen la formación de poros en liposomas sintéticos, pero se desconocen sus funciones específicas.
  • Las cisteín-proteasas que actúan sobre varios sustratos de las células del huésped.

Cuadro Clínico

De cada 10 personas que se les detectan el parásito, una de ellas desarrollará síntomas, los cuales pueden variar desde unas pequeñas diarreas hasta casos más graves. La enfermedad desarrolla dos fases:
  • Fase aguda: es la más grave, y puede durar de semanas a meses. El enfermo presenta fuertes dolores abdominales y heces sanguinolentas.
  • Fase crónica: puede durar años, y si no se trata puede llevar a la muerte. En este caso, se alternan diarreas leves con estreñimiento.
Si la enfermedad se agrava, se pueden producir complicaciones, tales como perforaciones del intestino o amebiasis cutánea (úlceras alrededor del ano cuando la disentería amebiana es muy intensa) o puede conducir a la formación de abscesos en el hígado, los pulmones, y con menos frecuencia en el corazón; en casos raros puede incluso alcanzar y lesionar el cerebro.

Diagnóstico


Las infecciones humanas asintomáticas son usualmente diagnosticadas con la demostración directa de los quistes del parásito en las heces. Existen métodos de flotación y sedimentación que permiten recobrar los quistes de la materia fecal y con el uso de coloraciones se permite la visualización de los elementos parasitarios en el examen microscópico.
 En las infecciones sintomáticas, la forma vegetativa o trofozoíto puede ser observada en las heces frescas.
Los procedimientos más recientes incluyen una prueba que detecta la presencia de proteínas amebianas en las heces, y otra que demuestra la presencia de ADN de la ameba en heces. Son pruebas costosas, por lo que no son de amplia distribución.
Microscopía
Sigue siendo el método de diagnóstico de la amebiasis más usado en el mundo. Sin embargo carece de la sensitividad, precisión y exactitud de otros exámenes disponibles. Es importante poder distinguir entre un quiste de E. histolytica y el de otros protozoos intestinales no patógenos, por razón de la similitud de sus apariencias físicas bajo el microscopio. Los quistes de la E. histolytica tienen un máximo de cuatro núcleos. Adicional a ello, el endosoma de la E. histolytica tiene localización céntrica.


Tratamiento

Las infecciones de E. histolytica ocurren tanto en el intestino como en el tejido intestinal y/o hepático. El tratamiento para la infección amebiana intestinal asintomática en las regiones no endémicas, se basa en los medicamentos que tienen acción amebicida en el lumen del intestino.
 En la infección moderada o severa y en la infección extraintestinal se utiliza el metronidazol (o tinidazol) más un amebicida luminal. En el tratamiento del absceso hepático amebiano se utiliza el metronidazol (krodex f) y en casos raros en que falla esta terapia se adiciona cloroquina al tratamiento.

Profilaxis

Como medidas preventivas, cabe destacar:
  • Tratamiento de aguas con cloro y sistemas de filtrado para la eliminación correcta de aguas residuales.
  • Higiene personal y alimenticia: lavarse las manos antes de comer, cocinar...
  • Las prácticas sexuales anales, deben retrasarse hasta una completa recuperación.




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